En el Cerro de El Sombrerete se llevó a cabo la primera intervención arqueológica por parte del grupo de investigación Toponimia Historia y Arqueología del Reino de Granada en el yacimiento, poniendo de manifiesto la existencia de la ciudad de Madinat Ilbira y su adscripción a época emiral y califal. La intervención estuvo motivada por el hallazgo de importantes restos arqueológicos por acción de furtivos en el Cerro de El Sombrerete, en casi una auténtica excavación ilegal. Se trataba de estructuras como la muralla o viviendas y abundante material cerámico, así como vidrio fauna y metal. Ante tal situación se planteó una excavación de urgencia que paliase la grave situación en la que se encontraba el yacimiento.
Esta intervención permitió evidenciar la existencia de dos zonas diferenciadas:
La primera, con gran pendiente y situada inmediatamente debajo de la cumbre del Cerro de El Sombrerete, fue la más afectada por las excavaciones ilegales. Aquí se encontró la muralla, orientada de norte a sur y levantada con mampuestos irregulares a base de piedras de gran y mediano tamaño, aunque a veces en puntos determinados aparecen más pequeñas, haciendo las funciones de cuñas para ajustar las hiladas. La argamasa es muy terrosa, y sin apenas cal, documentándose además fragmentos de tejas y de tinajas. Por otro lado la cara interior estaba algo más cuidada que la exterior. Por otro lado fue encontrada otra estructura, parte integrante de la muralla, también levantada en mampostería y de factura similar al resto de la obra. Puede decirse que esta estructura se corresponde a la primera de una serie de plataformas en forma de «U» que servían de cimentación al alzado, realizado en tapial.
La segunda zona, también afectada por los furtivos, se ubica en la cumbre del cerro, dominando toda la ciudad, el área circundante y la Vega de Granada, por lo que se corresponde con la alcazaba de la ciudad. También se vio afectada por la acción de los furtivos, quienes sacaron a la vista algunas estructuras. Las excavaciones permitieron exhumar una vivienda de gran prestancia, con zócalos de mampostería sobre los que se levantaba un alzado de tapial. Fueron evidenciados dos ámbitos bien definidos y otro difuso. En el primero, grande, que seguramente cumplía las funciones de dormitorio, se encontró una solería de lajas de piedra. El segundo se corresponde a un patio, al que se asocian varias estructuras. En este se encontró una solería a base de piedras para salvar el desnivel, que alcanza a un vano que da paso a otro ámbito. Este último tal vez se correspondiese a una cocina o despensa con pavimento de cal sobre la roca. Aquí se encontraron abundantes fragmentos de cerámica. Por otro lado todo parece indicar que la cumbre del Cerro de El Sombrerete sigue un trazado urbanístico claro, con presencia de numerosas casas, las cuales no se pudieron excavar en el transcurso de esta primera intervención. Es posible que dichas viviendas se relacionen con la alcazaba o que al menos estuviesen protegidas por ella.
Los materiales de esta segunda zona pusieron de manifiesto la gran importancia del yacimiento, en especial la cerámica, de gran variedad y riqueza, tanto de lujo como de uso común, la gran mayoría realizada a torno. De las piezas exhumadas destaca la cerámica de cocina, almacenaje y transporte y vajilla de mesa, así como molinos de mano, vidrios y metales. Este material cerámico se adscribe a los siglos IX y X, aunque hay algunos elementos que permiten pensar en una cronología anterior, incluso tardoantigua (siglos VI y VII), y demuestra la importancia del Cerro de El Sombrerete, una de las más importantes de la ciudad en la época más antigua del asentamiento.