Tercera campaña de excavación sistemática dentro del Proyecto de Investigación. Se actuó en la zona conocida como Cortijo de las Monjas y a los pies del Cerro del Almirez, centrándose en dos áreas fundamentales, la 2000 y 3000 (dentro de la zona II). Se trata de la zona llana del yacimiento, actualmente ocupada por olivares. De esa manera, se completaba la investigación de esta zona, en donde se intervino en la campaña de 2007, concretamente en el área 1000, en el llamado «Pago del Secano de la Mezquita».
El área 3000 se sitúa en la parte baja del yacimiento. Es especialmente importante porque en ella se encontraron restos de una gran importancia a los M. Gómez-Moreno González hizo referencia en su conocida obra Medina Elvira. La intención era examinar y, por tanto, completar una extensión suficientemente amplia, para así poder tener una imagen que nos permita definir la zona II y, más concretamente, el área 3000.
El sondeo 3100 ha revelado la existencia de al menos ocho fases distintas, desde los niveles más antiguos en contacto con el depósito geológico estéril desde un punto de vista arqueológico, hasta llegar al suelo agrícola de uso actual. Todo apunta que la ocupación de esta parte del yacimiento se produjo en los primeros momentos del siglo X, o quizás a finales del siglo IX, pero en ningún caso con anterioridad. Los indicios que tenemos para afirmarlo son algunas piezas cerámicas vidriadas que se han recuperado de los estratos más antiguos. Desde esta fecha se suceden al menos dos grandes etapas de ocupación andalusí, una anterior a la que adscribimos los restos de dos muros (E/s 4 y 6) y los hoyos excavados en los pozos (E/s 7 y 8), y una posterior que correspondería al uso de este espacio como zona de enterramientos de ritual islámico. Dentro de este segundo momento hay que distinguir al menos tres fases en los enterramientos. En cualquier caso, estas fases posteriores hay que relacionarlas con la existencia de una cerca que acota el espacio de enterramientos, de la que se han podido identificar cuatro muros (E/s 1, 2, 3 y 5). Sobre este nivel se ha podido documentar el nivel de abandono y derrumbe a partir del cual no hemos identificado ninguna otra estructura de época actual, sino distintos momentos de uso agrícola del espacio, hasta llegar al tiempo presente.
En cuanto al sondeo 3200, su excavación se planteó por la necesidad de delimitar las dimensiones de la necrópolis que aparece en el Sondeo 3100. La adscripción cronológica de todo el sondeo corresponde a una única fase que se situaría posiblemente hacia finales del siglo X, como demuestra la cerámica recuperada. Fue posible identificar una vivienda, de la que se conserva parte de un muro y un pequeño espacio del interior. A esta vivienda estaría unida una canalización que conduce a un pozo ciego, construida con posterioridad a la vivienda, como demuestra el que la realización del pozo reexcavara la fosa del muro. Por otro lado, la estructura que ocupaba una mayor extensión dentro del sondeo era un empedrado. Entendemos que su construcción sería posterior a la de la vivienda, aunque en este caso es difícil aventurar si se realizaría contemporáneamente o bien se llevaría a cabo en otro momento. Teniendo en cuenta su situación es posible que se trate de un patio, o bien de una calle o plazoleta, lo cual, en este segundo caso, tendría sentido por constituir la vía de acceso a la necrópolis. Nos inclinamos por tanto, por la idea de una construcción posterior del empedrado, y una calle realizada con tierra apisonada en un primer momento. Hay que señalar, además, que el empedrado se realizará en dos momentos, no necesariamente distintos, aunque sí distinguibles durante la excavación como dos etapas diferentes.
Dos cuestiones se plantean de manera inmediata. La primera es el grado de ocupación y, consecuentemente, la función de cada espacio, habida cuenta de que disponemos de dos intervenciones, la de 2007 (área 1000) y la del 2009 (área 3000). La segunda es la secuencia de ocupación, distinguiendo, en la medida de lo posible, los períodos y su evolución.
En realidad, deberíamos empezar con la última planteada. A ese respecto hemos de señalar que hasta el presente no se han identificado restos romanos. No hablamos ya de vestigios arquitectónicos, sino ni siquiera de hallazgos cerámicos o de otros materiales. En la prospección llevada a cabo en 2003, sin embargo, se pudo apreciar la existencia de alguna cerámica sigillata por debajo, en dirección a la Vega, de la actual carretera que conduce de la localidad de Atarfe a los Baños de Sierra Elvira.
Por tanto, no parece que se pueda cerrar de manera definitiva la discusión, al menos en este punto, de la existencia de un poblamiento romano ni tardorromano.
Además, las intervenciones que se han llevado a cabo en el área 3000 han mostrado una densidad de ocupación muy importante, pues siempre se han podido documentar restos de época andalusí. En su casi totalidad se han de adscribir a los siglos X y XI. Igualmente cumplen distintas funciones. Hay estructuras de culto, como la mezquita, espacios de necrópolis, siempre islámicas, y viviendas bien organizadas a partir de un patio.
La actuación en el área 2000 era fundamental por otros motivos. Se trataba de relacionar el espacio llano con las cercanas colinas y, al mismo tiempo, delimitar la ocupación de la zona II por su parte norte. Los sondeos que se fueron realizando mostraron algo distinto a lo que había sido normal en el resto del yacimiento. Había espacios no construidos y el volumen de estructuras era escaso, lo que quiere decir que el nivel de ocupación era mucho menor que en el resto del yacimiento. Estaríamos, pues, en los límites de la ciudad, sin que aparezca claramente una estructuración urbana, sino más bien en las proximidades de un mundo rural, que bien pudo ser anterior y, más tarde, transformado con la implantación urbana. De todas formas, todo lo que se ha evidenciado en el área 2000 de la zona II es del siglo X en adelante.
El sondeo 2100 permitió documentar un pozo excavado en la roca, cuya función no se ha podido determinar. La forma acampanada recuerda a la forma de los silos, y el recubrimiento de arcilla de las paredes podría tener por objeto evitar humedades que afectasen a los productos almacenados en su interior. Por otro lado, el hecho de que el mayor ensanchamiento del pozo se produzca en el eje norte-sur podría deberse a que se tratase de un respiradero de un qanat. En tal caso el revestimiento sería para evitar la perdida del agua de su interior. Solo la prolongación de la excavación permitiría aclarar la función de esta estructura, pero por motivos de seguridad no se pudo concluir el vaciado del interfaz. Aunque se han diferenciado varios estratos en el interior del pozo se pueden agrupar en cuatro paquetes de tierra diferenciados. A falta de un estudio de la cerámica más profundo, a diferencia del primer paquete de tierra, los tres siguientes presentan unos materiales muy homogéneos datables a finales del siglo X o principios del siglo XI. Han debido ser vertidos por tanto en un lapso de tiempo corto. Aunque no sepamos la función del pozo, está claro que en ese momento se decidió sellarlo, tal vez porque suponía un peligro. Los abundantes materiales hallados, entre los que destacan piezas cerámicas casi completas, seguramente procedan de una vivienda de importantes dimensiones que se ha excavado ligeramente al sur de este sondeo.
En cuanto a los sondeos 2400, 2600, 2700 y 2800, los restos arqueológicos encontrados se hallaban muy arrasados. A pesar de esta destrucción permitieron documentar restos de una vivienda, cuya planta ha sido posible evidenciar casi por completo. Dicha vivienda se organiza en torno a dos pozos, que serían las estructuras más antiguas. Su función no está clara, siendo posible que pertenezcan a un qanat o a otra estructura hidráulica. El edificio, que presenta distintos niveles de uso con diferentes técnicas constructivas, parece haberse configurado a lo largo de tres fases, en torno a un patio donde se situaba está estructura hidráulica.
Excavación en el Cortijo de las Monjas
Campaña de excavación sistemática en el Cortijo de las Monjas