La zooarqueología se puede definir como una disciplina que se ocupa del estudio de los restos animales de los sitios arqueológicos, para así extraer información acerca de las relaciones establecidas por el hombre con el mundo animal del pasado. Por lo tanto, no debe confundirse con la paleontología, que no trasciende más allá del estudio de la evolución de los animales y del hombre, sin prestar atención a las relaciones establecidas entre ambos grupos. Así pues, se acepta como más correcto el término «zooarqueología» que arquezoología para denominar a esta disciplina, ya que acentúa la idea de que se ocupa de la arqueología de los animales y de su relación con las comunidades humanas, y no simplemente de los animales que vivieron en el pasado. Según Gautier (1983), las etapas principales que comprende la investigación zooarqueológica se pueden resumir en los siguientes puntos:
- Reconocimiento y descripción de las especies animales con las que los grupos humanos se relacionaron.
- Establecimiento y estudio, a partir del análisis de los restos animales, de la naturaleza de las relaciones establecidas entre grupo humano y especies animales, extrayendo así conocimientos que permitan explicar los motivos de la presencia del propio material faunístico en el yacimiento: cría de ganado, comensalismo, carroñeo, actividad cinegética, pesca, etc. Así mismo, se dará explicación a la entidad de estas relaciones: alimentación, obtención de materia prima, fuerza de trabajo, actividad complementaria de la agricultura, etc.
- Establecer las consecuencias biológicas y/o ecológicas sobre las especies animales de la intervención humana: razas domésticas, modificaciones del medio ambiente y del paisaje, etc.
- Mediante todo lo anterior, e interpretando siempre la evidencia zooarqueológica a la luz de otros datos arqueológicos, contribuir al conocimiento de los grupos humanos, desde la dieta hasta la economía, el ambiente, los patrones de asentamiento, los movimientos de población, los intercambios, etc.
Los materiales estudiados por la zooarqueología son por definición aquellos que se conservan en niveles arqueológicos. De manera más específica, se puede afirmar que la categoría más abundante la constituyen los huesos de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces, así como por las conchas de moluscos. La importancia del componente mineral de estos materiales permite su buena conservación en gran cantidad de medios. Sin embargo, los huesos y otros restos que llegan al laboratorio no son más que una pequeña parte de un conjunto cuantitativamente mucho más abundante, que nos ha llegado sesgado por factores de índole diversa, en relación a los animales vivos de los que procedan. Por lo tanto, la conservación de este material está supeditada a la edad de la muerte del animal, al tipo de terreno y a su geoquímica, o a la velocidad de enterramiento entre otros factores. El estudio de la historia seguida por estos vestigios, desde el conjunto inicial constituido por los animales que habitaron en el propio yacimiento o en sus alrededores, hasta el conjunto del material arqueológico faunístico (huesos, dientes, conchas, etc.), es lo que se conoce como tafonomía.
Una vez que el repertorio faunístico ha llegado al laboratorio, éste es analizado, descrito e introducido en una Base de Datos en la que aparecerá toda la información adquirida a través de su estudio. Así pues, datos referentes a determinación taxonómica, identificación anatómica, osteometría, estimación de la edad, determinación del sexo, patologías o marcas antrópicas son volcados en este contenedor de información. De esta manera, y teniendo en todo momento presente la procedencia estratigráfica a la que cada resto está adscrito, se procederá a realizar cuantificaciones, a realizar determinaciones acerca de la distribución espacial de los restos animales y extraer conclusiones acerca de las utilizaciones que las sociedades del pasado dieron a estos animales.
El análisis zooarqueológico en Madinat Ilbira
Con estos presupuestos y objetivos se ha iniciado el estudio de los restos faunísticos provenientes de la segunda campaña de excavación del Proyecto «La ciudad de Madinat Ilbira». El material recuperado procede de los tres sondeos planteados en el conocido como Pago de la Mezquita, un área densamente ocupada, como demostró la excavación del año 2007, en la que se identificaron varias estructuras y se recuperó gran cantidad de material arqueológico. En lo referente a fauna, esta intervención ha sido realmente fructífera, ya que ha permitido la recuperación de un enorme número de restos faunísticos. Interesante cuantitativamente, superando los setecientos restos, pero también por su significación en cuanto al contexto del yacimiento, ya que procede de una de las zonas de mayor importancia de la ciudad de Madinat Ilbira, situada en la zona central de la misma, y por tanto relevante en cuanto a su ocupación prolongada. Este presupuesto es fundamental a la hora de referirnos al repertorio faunístico, ya que mediante su estudio y comparación con el material recuperado de otras áreas, se podrán adquirir conocimientos acerca de la distribución espacial de cada uno de los taxones y elementos anatómicos, aportando así datos que permitan una mejor comprensión de la organización del espacio y de las implicaciones sociales y económicas que esta distribución conlleva.
Actualmente se está llevando a cabo el registro del material faunístico mediante su inserción en una base de datos, facilitándose así la informatización de las referencias de fauna y de la información que se extraerá una vez finalizada la fase de estudio y análisis en que se está trabajando durante la presente campaña. El objetivo último será la inserción de esta información en una Base de Datos general, poniéndose en común todos los conocimientos resultados del Proyecto.
Por lo tanto, los análisis zooarqueológicos en Madinat Ilbira se han iniciado durante la segunda campaña de estudio de materiales, por lo que son pocas las conclusiones que por el momento se pueden extraer. Sin embargo, se pretende continuar con estos estudios en campañas sucesivas, así como estudiar los materiales procedentes de la primera campaña de excavación en el Cerro de El Sombrerete, con la intención de profundizar en el conocimiento de este importante yacimiento altomedieval, confrontando los materiales faunísticos de las diferentes áreas del asentamiento. Así pues, queda clara la relevancia que esta disciplina adquiere a la hora de enfrentarnos al conocimiento de la ciudad de Madinat Ilbira, y más aún en cuanto a su validez como disciplina generadora de conocimiento histórico. De esta manera, y otorgando al análisis zooarqueológico su importancia como parte integral de la arqueología, podemos hacer frente a cuestiones tan interesantes como desconocidas. Por poner algunos ejemplos:
- La aproximación en toda su magnitud al conocimiento de la importancia en la economía, que según todo indica, tuvo la cría de ganado durante la época andalusí. Este es un tema que no ha recibido la merecida atención por parte de la investigación, por lo que aún carecemos de estudios en profundidad que permitan comprender el papel que juega la ganadería en el conjunto de las actividades económicas andalusíes.
- El papel que desempeña la cría de cerdo en el momento de la conquista árabo-beréber y su posterior evolución, permanencia o desaparición tras el proceso de islamización del estado islámico andalusí.
- La inserción de la ganadería en el estudio de la arqueología del paisaje, el análisis en profundidad de los paisajes ganaderos y de su evolución, así como las consecuencias ecológicas que la acción ganadera provocó en los paisajes medievales.
- El conocimiento de la evolución de las actividades ganaderas en función del avance de la conquista castellana y la importancia del papel de la ganadería caprina en los espacios de ambos lados de la frontera.
- La distribución espacial de las especies animales y de sus elementos anatómicos, en un asentamiento como Madinat Ilbira, en el que a través del presente Proyecto se están sentando las bases para el conocimiento de una fundación de primera época andalusí, apuntándose una forma de ocupación del territorio en el que la población parece que se distribuye en pequeños barrios, recordando al asentamiento tipo alquería. La confrontación de la fauna recuperada en diferentes áreas del yacimiento mediante un análisis espacial, podría aportar una información valiosísima: la aparición de restos de suidos en alguna de las áreas del asentamiento, ¿podría significar la existencia de un «barrio» poblado por población mozárabe?; en el caso de que apareciesen depósitos con elementos anatómicos de deshecho, ¿podría hablarse de un área productiva dedicada a establecimientos de carnicería o matadero?; ¿se puede hablar de jerarquías sociales a la luz de una diferencia entre los restos de fauna recuperados del sombrerete y de otras zonas del yacimiento?; etc., etc.
Son muchas las incógnitas que aún existen en referencia a la fauna andalusí, pero también son enormes las potencialidades de los estudios zooarqueológicos. Es una disciplina que en nuestro país, salvo contadas excepciones, aún no goza de su merecido prestigio como herramienta generadora de conocimiento histórico. Sin embargo, esta misma situación la ocupó no hace muchos años la propia arqueología medieval. Por ello, desde el Proyecto «La ciudad de Madinat Ilbira», se ha apostado por impulsar los estudios faunísticos como una parte más de la arqueología, que permita profundizar en el conocimiento de la sociedad andalusí desde unas perspectivas que solo ésta disciplina puede ofrecer.