Investigar en Medina Elvira para descubrir el código genético de la sociedad islámica. Entre la utopía y la realidad tan sólo se encuentra el intenso y sistemático trabajo que cerca de cuarenta arqueólogos están llevando a cabo desde el pasado 22 de agosto en el extenso yacimiento de Atarfe.
En el ecuador de la campaña, el director de la excavación, el profesor Antonio Malpica Cuello, aporta los primeros datos científicos del proyecto y muestra su "entusiasmo" por una intervención que está "superando ampliamente las expectativas".
El catedrático de Historia Medieval está convencido de las posibilidades de la Arqueología para desvelar el ADN de la ciudad islámica, para conocer tanto las estructuras urbanas y el funcionamiento de los espacios como para comprender la vida cotidiana, los procesos de trabajo y las formas culturales de la sociedad de la época: "Primero hay que descubrir el átomo y luego las posibilidades de evolución; en los propios códigos genéticos de una sociedad se encuentran sus líneas de transformación. Creo que es la gran lección que debemos sacar: conocer la sociedad del pasado para poder explicarla en el presente y hacerle un hueco en la sociedad globalizada que tenemos".
Durante los tres meses en que se prolonga la intervención, el equipo de arqueólogos dirigidos por Malpica realizará la primera fase de las excavaciones aprobadas en el yacimiento declarado este mismo año Bien de Interés Cultural: un área que se corresponde con la antigua Alcazaba y que ha sido elegida como inicio del proyecto "como una continuación de los trabajos realizadas en 2001, ya que arrojaron unos resultados muy interesantes".
Hasta este momento, los trabajos se han desarrollado en la llamada Área 3.000 y Área 4.000. Estas zonas de intervención están localizadas en la ladera Este del Cerro del Sombrerete de la antigua Medina Elvira, una de las ciudades islámicas más importantes de la época y capital de la Vega entre los siglos VIII y XI.
"Lo que hemos encontrado es un tipo de organización del hábitat basado en naves rectangulares con unos módulos más o menos iguales. Estos espacios, que corresponderían a viviendas de la ciudad del IX, están interconectados entre sí. Tendríamos un sistema de ocupación del espacio organizado donde se pueden ver calles, sitios para evacuar el agua, estructuras relacionadas unas con otras... Se ha descubierto la estructura de la ciudad del IX, ahora quedaría por ver la ciudad de abajo, que es donde se presupone que está el gran poblamiento de los siglos VIII, IX y X".
Junto a las múltiples estructuras descubiertas en la primera zona de excavación –el proyecto aprobado este verano por la Junta se prolongará hasta 2010 y se extenderá también al Secano de la Mezquita (2007) y al Cortijo de las Monjas (2009)–, el equipo de arqueólogos ha encontrado un importante volumen de tejas, algunas piezas de cerámica y algunos vestigios más específicos como un fogón para calentar alimentos. "Ya podemos apreciar, por ejemplo, la organización urbanística en la Alcazaba: se utilizaba la realidad geológica y la modificaban en la medida de sus posibilidades; son estructuras, aparentemente muy elementales, pero que han requerido una técnica muy sofisticada para construirlas. Se confirma que hay una organización muy lógica donde se distribuyen los espacios según las funciones: no hay una sola vivienda con otra viviendas, sino diferentes naves que articulan áreas distintas".
Para el profesor Malpica, este tipo de espacios son reflejo de la arquitectura característica de los árabes: "No construyen grandes acueductos como en la época romana, sino que eligen las acequias y un tipo de construcciones muy pegadas al paisaje. En unas condiciones tan precarias como las que hay aquí –existe un desnivel entre el 45 y el 51 por ciento–, son capaces de organizar la roca para adaptarla a sus necesidades creando calles, escaleras, terrazas... Y las camuflan perfectamente en el entorno".
Una de las circunstancias que están propiciando el buen ritmo de las excavaciones y el valor de los hallazgos –la comunidad científica internacional ha mostrado interés por el yacimiento– es el abandono al que fue sometida la ciudad islámica en el siglo XI, una situación que es preciso analizar en el contexto de la destrucción del Estado califal y el nacimiento de los Reinos de Taifas: "La crisis llega a Medina Elvira. Esta zona le corresponde a un grupo tribal beréber norteafricano que viene a luchar en el ejército de Almanzor. Son una tropa profesional, pagada, que busca un territorio propio. Al encontrarse una ciudad en crisis –mal defendida, sin capacidad para mantenerse, en un proceso interno de autodestrucción–, preconizan una nueva ciudad y deciden abandonar Medina Elvira".
Aunque es una 'huida' pactada. Malpica opina que debieron llegar a un acuerdo para repartirse el nuevo territorio –la actual ciudad de Granada– según un modelo muy conocido en el Islam: cada espacio para un grupo familiar tribal. A partir de este momento, la que fuera la antigua capital de la Vega queda reducida a una pequeña alquería y se fosiliza como consecuencia de un progresivo e imparable proceso erosivo que la va cubriendo poco a poco.
Esta ciudad 'oculta' es la que se descubre en el siglo XIX con motivo de la excavación de varias tumbas en el Pago del Marugán por parte de jornaleros de la comarca. Pero, desde aquel momento, Medina Elvira duerme el sueño de los justos. Se conoce pero nunca se estudia. Los primeros trabajos científicos no habrían de llegar hasta el siglo XXI: en un primer momento con el rastreo superficial de 2001 y, dos años más tarde, con la prospección también realizada por el equipo de Malpica que reveló que la antigua ciudad estuvo poblada durante el periodo emiral y califal desde al menos el siglo I; y que fue en el siglo IX, bajo el reinado de Abderramán II, cuando el núcleo de población se transformó en una verdadera ciudad, la más importante de la Vega del Genil.
La campaña arqueológica iniciada este año permitirá recuperar –para los ciudadanos y para la Historia– una de las ciudades de mayor esplendor de la época andalusí, conocer cómo se instalaron los árabes o conocer las claves de formación de Al-Ándalus. Son los primeros pasos para descubrir los eslabones perdidos entre la Edad Antigua y la Edad Media, entre Madinat Ilbira y la Granada del siglo XXI.