Artículo de opinión
Miguel Hagerty
NO sé en qué estarían las cabezas pensantes (sic) de la realización de la línea del políticamente imprescindible AVE. En un espacio de tiempo relativamente corto han salido a la luz dos errores de bulto que han puesto en peligro sendos proyectos realmente importantes; más importantes, sin duda, que unos privilegiados de cartera llena viajen a Madrid en tren en menos tiempo que los currantes normalicos.
Poner en peligro una industria, tan trabajada con paciencia y ciencia, como es la producción del caviar de Riofrío, arquetipo de industria que necesita Granada desde hace mucho tiempo, ha sido un auténtico disparate. Pocos granadinos han probado este caviar, yo incluido, pero todos estamos orgullosos de ser la única provincia española productora de este manjar que, además, está buenísimo según los expertos y cotiza alto en el mercado internacional. Una tarjeta de presentación tan válida como la Alhambra.
Pero los listillos de la construcción no han parado allí. Nada menos que el yacimiento arqueológico de Medina Elvira corría peligro por el trazo original que hubiera atravesado parte de la zona más importante. Me imagino la taquicardia que le dio a mi compañero y, sin embargo, amigo Antonio Malpica, responsable del Plan Director de Medina Elvira (¡en qué buenas manos está esta excavación!) al darse cuenta del despropósito. Estas cosas no pasan en Egipto donde cuidan de verdad su patrimonio.
Ambos casos han sido resueltos con una rapidez a que no estamos acostumbrados, lo cual levanta más de una sospecha. Resulta que Dragados y Tecsa, responsables del vertido tóxico de la obra del túnel de Loja, conocidos defensores del medioambiente ellos, por fin han leído el contrato que firmaron y tomarán las medidas necesarias para no meter la pata contaminante otra vez. A ver si es verdad.
Por otro lado, el yacimiento de Medina Elvira, que no admite más que adjetivos superlativos, vuelve a respirar tranquilo tras un mezcla de mea culpa y ¿quién, yo? por parte de la Junta en un ejercicio de falsa inocencia mal intencionada. Por lo menos parece que los políticos han empezado a leer la prensa para saber lo que están pensando los meramente ciudadanos.
Ambos casos eran fácilmente evitables pero los sabiondos de siempre se saltaron las reglas como de costumbre. El patrimonio cultural lo tenemos que cuidar activamente entre todos. Entretanto, el alcalde de Granada, Aníbal II, intenta fastidiar al magnífico Parque de las Ciencias, segunda atracción turística de Granada y pieza clave en el reclamo del visitante foráneo buscando el dinero fácil, como un coche mal aparcado.